Liderazgo y participación política
Las mujeres se enfrentan a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política. Las barreras estructurales creadas por leyes e instituciones discriminatorias siguen limitando las opciones que tienen las mujeres para votar o presentarse a elecciones. Las brechas relativas a las capacidades implican que las mujeres tienen menor probabilidad que los hombres de contar con la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirse en líderes eficaces.
Como señala la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”.
Algunas mujeres han conseguido superar estos obstáculos, y han sido muy elogiadas por ello, a menudo influyendo positivamente en la sociedad en su conjunto. No obstante, en términos generales, hay que seguir trabajando para lograr la igualdad de oportunidades para todas y todos.
Nuestras soluciones
Los programas de ONU Mujeres sobre liderazgo y participación se basan en un amplio historial de compromisos sobre la representación de las mujeres en instrumentos internacionales. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer defiende el derecho de las mujeres a participar en la vida pública, mientras que la Plataforma de Acción de Beijing insta a eliminar los obstáculos para la participación igualitaria. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio miden los avances hacia la igualdad de género; uno de los indicadores que utilizan para ello es el porcentaje de mujeres que ocupan escaños parlamentarios.
Para alcanzar estos fines, ofrecemos capacitación para ayudar a las candidatas políticas a desarrollar sus capacidades, e impartimos formación cívica y electoral relacionada con la igualdad de género. Respaldamos a los defensores y las defensoras de la igualdad de género en sus llamados a los partidos políticos, los gobiernos y otros actores para que cumplan con sus obligaciones de fomentar el empoderamiento de las mujeres. Otras iniciativas alientan a los hombres y las mujeres jóvenes a participar en actividades de promoción para lograr que los responsables de formular políticas públicas den la máxima prioridad a las medidas de igualdad de género.
ONU Mujeres promueve la adopción de nuevas leyes y la introducción de reformas constitucionales para garantizar un acceso equitativo de las mujeres a las esferas políticas, como votantes, candidatas, representantes electas y funcionarias públicas. Colaboramos con los equipos de las Naciones Unidas en los países y trabajamos con la sociedad civil en programas de gestión electoral para impulsar que en las elecciones se respeten los derechos de las mujeres, incluido el derecho a votar y a defender sus candidaturas electorales sin sufrir violencia.
Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial. Históricamente han
estado confinadas al mundo privado y su aporte al desarrollo de la sociedad ha
sido invisibilizado a través de la naturalización del trabajo de reproducción
biológica y social. Desvalorizadas y subordinadas al poder masculino han
vivido discriminadas y desprovistas de derechos. Durante el siglo XX las
mujeres se han ido incorporando masivamente al mundo público insertándose
aceleradamente en el trabajo productivo y en la acción comunitaria y social y,
más lentamente, en el ámbito político. A pesar de ello, la situación de
discriminación y subordinación en que viven persiste y se reproduce
constituyendo un freno al desarrollo individual y de la sociedad en su conjunto.
En el presente documento se hace una breve descripción de la situación de las
mujeres en el mundo mostrando, a través de algunas cifras, la discriminación a
la que son sometidas por el hecho de ser mujeres. A continuación, en el
entendimiento de que el desarrollo implica contextos económicos, sociales
culturales y políticos facilitadores de la equidad y la libertad individual y
colectiva, se revisa las modalidades conceptuales y estratégicas en que las
mujeres han sido incluidas en el discurso del desarrollo.
La participación social y política de las mujeres ha sido y es considerada como
una estrategia central en la construcción de la equidad de género y en la
profundización de la democracia. En la última parte se analizan algunas de las
dificultades y límites de la participación desarrollada por las mujeres y se
plantean algunos de los desafíos del presente para avanzar en la construcción
y ejercicio de la ciudadanía.
La participación social y política de las mujeres ha sido, y es considerada, como una estrategia central en la construcción de la equidad de género y en la profundización de la democracia.
Por lo tanto la mujer ha estado inmersa en grandes desafíos para ejercer y construir el ejercicio de la ciudadanía y su participación activa en los espacios culturales, económicos, sociales y políticos. Es hasta el año de 1945 que las mujeres guatemaltecas lograron ejercer el derecho a votar, siendo estas mujeres alfabetas, y fue hasta el año de 1965 que se reconoció este derecho para todas las mujeres. Estas dos fechas marcan un gran logro de la lucha de las mujeres y quienes la apoyaron, ya que primero es el resultado de su poder de incidencia y además, generó un nuevo panorama para la participación ciudadana y política de la mujer.
Los espacios de participación de la mujer han sido en su mayoría en programas y proyectos de las organizaciones no gubernamentales, comités pro -mejoramiento, organizaciones comunitarias y comités de desarrollo comunitario. La participación se observa en actividades comunitarias de tipo social, en capacitaciones de la iglesia y comités de desarrollo.
Una de las luchas actuales que se tiene desde este sector de mujeres es la participación real y protagónica en los ámbitos espacios culturales, económicos, sociales y políticos. Sin embargo se presentan distintos obstáculos. Entre ellos, las responsabilidades familiares, nivel educativo y formativo, situación económica, desigualdad de género, legislación retrógrada, aunado al estigma social de un Estado predominantemente machista y patriarcal, en el que se somete a la mujer y al control que ejerce la sociedad y la desconfianza política.
Las mujeres le tienen desconfianza a la política, puesto que su participación es excluyente y elitista, no se les toma en cuenta en la toma de decisiones.
Ante esta situación, a la mujer se le deja con una participación ciudadana y política limitada a votar cada cuatro años en los proceso electorales, consecuentemente en los procesos electorales. Actualmente son pocas las mujeres que han asumido el reto de ser postuladas para ocupar espacios de elección popular, de ellas un pequeño porcentaje ha logrado ser electa, siendo evidente una gran brecha en su labor política, puesto que son los hombres quienes asumen las decisiones dentro de las organizaciones políticas a nivel local, departamental y nacional.
Es por ello que cabe resaltar la falta de oportunidades que se le han brindado a las mujeres y el poco interés que la sociedad ejerce en el apoyo a las mismas, tomando en consideración que las propias mujeres no se apoyan, porque aún se cree que estas son incapaces de gobernar y de tomar decisiones que contribuyan al desarrollo integral de la sociedad en general. Esto como resultado de un aparato ideológico perverso y machista.
Debe hacerse un llamado a la reflexión en donde las mujeres adquieran confianza en ellas mismas para promover su participación en el ámbito político y por lo tanto buscar su desarrollo personal y realización como “mujer” que tome decisiones, que se involucre en los distintos procesos y que sea partícipe de su propio desarrollo, dejando atrás los paradigmas que la envuelven en un contexto donde se le clasifica como grupo vulnerable y desprotegido.
La mujer puede asumir un papel que le permita desarrollarse en los distintos ámbitos, en donde ya no sea una más, sino “parte de”, en donde la mujer tenga la oportunidad de mejorar sus condiciones económicas, en donde tenga acceso a un trabajo digno y a capacitarse, que se compartan responsabilidades familiares, que las mujeres adquieran conciencia y que eleven sus niveles de autoestima y seguridad en sí mismas. Esto solo se logra a través de su participación real, protagónica e incidencia en espacios de toma de decisiones políticas.
La mujer tiene distintas capacidades; es líder, crítica, honesta, emprendedora, tiene espíritu de superación, posee conocimientos en distintos temas, promueve y mantiene una buena relación con todas las personas, es creadora de nuevas ideas y propuestas, tiene distintas características positivas que son elemento fundamental para que un país mejore sus condiciones promoviendo el desarrollo cultural, ambiental, social, económico y político.
Consiguiendo así la mujer participar en procesos políticos, contribuye al desarrollo del país, involucrándose en espacios que le permitan participar activamente, en donde sea parte de la toma de decisiones y partidaria de la incidencia, que sea quien comparta en conjunto con el hombre responsabilidades, oportunidades, desarrollo personal.
Así es capaz de emprender nuevos retos que la lleven a ejercer sus derechos y velar porque estos sean respetados y valorados en el conjunto social. A través de la participación de la mujer, se promueve una cultura equitativa e incluyente para fortalecer los distintos espacios existentes y contribuir a mejorar las condiciones de vida y satisfacción de necesidades de los grupos más excluidos, trabajando en conjunto para legitimar la participación activa y viva de la mujer poniendo en práctica su papel en los procesos de desarrollo.
El desafío es integrar a las mujeres utilizando un conjunto de medidas legales, económicas y políticas que le permitan desenvolverse y desarrollarse como tal. Iniciar procesos políticos que incluyan a las mujeres, posiblemente necesitando una de las principales medidas legales, como el establecimiento de cuotas de participación política.
Por lo tanto es imperativo impulsar acciones que promuevan la participación protagónica de las mujeres a nivel social y político. Para eso las mujeres deben ser capaces de expresar sus necesidades y defender sus intereses en el ámbito privado y ampliarse al público. Los proyectos de desarrollo deben contribuir y estimular la autonomía de las mujeres promoviendo el desarrollo de capacidades que les permitan ejercer sus derechos como ciudadanas y sujetas políticas de cambio. Asimismo, producir el empoderamiento de las mujeres que permita su involucramiento en los procesos de participación social y el ejercicio de derechos y ciudadanía.
Es importante dar el primer paso para la participación de las mujeres, motivándolas a involucrarse en los distintos procesos económicos, sociales, culturales y políticos de la sociedad, que permitan la igualdad, generando el involucramiento de las mujeres en el campo de la política, dando a conocer la temática y abriendo espacios de formación, diálogo, debate, concertación y participación, ejerciendo los derechos como ciudadanas.
El sector de mujeres en el país de Guatemala es mayoritario: sus necesidades específicas deben ser atendidas, es importante y necesaria la participación e incidencia en los espacios de toma de decisión.
“La mujer peruana ha dado un salto importante"
A modo de ejemplo, Vildoso subrayó los logros alcanzados por mujeres peruanas destacadas como la joven boxeadora Kina Malpartida, quien recientemente logró el título mundial de su categoría; además de Claudia Llosa, triunfadora en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Berlín con su película “La Teta Asustada”, y la campeona mundial de surf Sofía Mulanovich.
Tras considerar que estas exitosas damas lograron poner en lo más alto el nombre del Perú, la titular del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes) resaltó que estos tres casos representan un gran orgullo para el país entero, sobre todo, para las propias mujeres peruanas.
“Me parece increíble el caso de Kina Malpartida, quien es un ejemplo de una mujer que se atreve a entrar a un deporte riesgoso y peligroso. Pero todas ellas son muy valientes y motivo de orgullo para el país”, comentó.
No obstante, señaló que el machismo aún predomina en el Perú, especialmente en el área rural, donde los padres de familia prefieren invertir en la educación de sus hijos varones, quienes tienen mayores oportunidades laborales, en comparación con las hijas mujeres.
Vildoso Chirinos cuestionó que en las familias rurales se relegue la educación de las hijas, quienes suelen abandonar la escuela para dedicarse al hogar y, por lo general, se embarazan más tempranamente, frustrando así su futuro.
“Sigue imperando una cultura machista y la razón de ser de nuestro ministerio es combatir la discriminación, que tanto hombres como mujeres tengan cada día igualdad de oportunidades. Somos el ente rector de esas políticas”, manifestó.
Frente a esa situación, explicó que el gobierno viene aplicando desde hace dos años la ley de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la cual obliga incluso al titular del Consejo de Ministros a detallar cada año ante el Congreso cuánto se ha avanzado en dicha aplicación.
Asimismo, informó que su sector impulsará una campaña de buenas prácticas laborales para las mujeres, con el fin de reconocer a las empresas donde se promueva el trabajo femenino en adecuadas condiciones y con todas las facilidades para el buen desempeño de su labor.
Añadió que es importante que la mujer ingrese sin dificultades al mercado laboral y en igualdad de oportunidades, para que así pueda generar sus propios ingresos y alcanzar la absoluta independencia económica frente al esposo, padre o compañero.
Finalmente, mencionó que el lema de trabajo que el Mimdes ha levantado para este año es “Mujeres con oportunidades, un país con posibilidades”.
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lunes, 2 de noviembre de 2015
La participación de la mujer
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